
Para realizar el análisis de la violencia contra el medio ambiente debemos partir del concepto de medio ambiente, el cual es considerado como un sistema complejo y dinámico de interrelaciones ecológicas, socio económicas y culturales, que evoluciona a través del proceso histórico de la sociedad, abarca la naturaleza, la sociedad, el patrimonio histórico-cultural, lo creado por la humanidad, la propia humanidad, y como elemento de gran importancia las relaciones sociales y la cultura.

Se ha determinado a través de investigaciones científicas, que en todas las formas de violencia, las mujeres, los niños y los ancianos son los mas afectados por ser precisamente los mas sensibles y vulnerables en la sociedad.
En cuanto a las mujeres, recientes estudios coinciden en señalar que por lo general sufren las consecuencias de la degradación ambiental más que los varones. Esto es fácil de comprender si tenemos en cuenta que ellas además de ser un miembro más de la sociedad, son las responsables principales de la reproducción, la educación de los hijos y la vida familiar.
Una publicación denominada “Mujeres evaluando el estado del medio ambiente”, de la Fundación de Mujeres de California afirma que el cuerpo de la mujer es un fuerte indicador de la contaminación ambiental a través de la disminución de su fertilidad, anormalidades en el desarrollo del feto, el incremento en los índices de cáncer y por su susceptibilidad a otras enfermedades ambientales cada día más comunes.
Los riesgos ambientales se vuelven significativos en el lugar de trabajo, en el hogar, en la cotidianidad de la vida, lo que engendra consecuencias sensibles para la salud de las mujeres, debido a que su reacción ante los efectos tóxicos de los productos químicos es diferente.
Esos riesgos sobre la salud de las mujeres son particularmente altos en las zonas urbanas donde existe una alta concentración de industrias contaminantes.

La historia de la región minera de Moa (provincia de Holguín, en el oriente de Cuba) se ha visto directamente relacionada con el proceso de explotación de los recursos mineros. En Moa, la puesta en funcionamiento, desarrollo y perfeccionamiento de la industria del níquel —que ocurrió en la etapa revolucionaria—, convirtió el municipio en un potencial económico trascendental para el desarrollo del país y en punto cimero de la minería nacional. Pero si Moa se identifica por la producción minero metalúrgica más grande del país, también lo hace por los altos índices de contaminación ambiental, lo que representan una amenaza cada vez mayor para un medio seguro y saludable.
La minería como actividad vinculada directamente a la explotación de los recursos naturales, es muy impactante para el medio ambiente. Produce alteraciones negativas tales como la degradación de los suelos, la deforestación y la contaminación atmosférica y de las agua.
Por su parte la industria metalúrgica genera altos valores de contaminación atmosférica e hídrica, vertimiento de residuales de todo tipo: líquidos, sólidos y gaseosos, impactos visuales negativos e incluso, contaminación sonora.
Estos impactos no se circunscriben al ámbito de la mina o la industria, sino que trascienden al hogar y la comunidad.
Es entonces la mujer moense quien sufre más la violencia ejercida contra el medio ambiente. En una región donde la contaminación alcanza niveles sorprendentes altos y cuyos efectos nocivos caen directamente sobre la sociedad, la mujer se enfrenta a retos mayores de sobrevivencia sana en la lucha cotidiana por la mejora de las condiciones de vida de la familia en una historia invariablemente de hombres.
La pintura y el medio ambiente en Moa
La voz de las mujeres tiene importancia crítica para el futuro del mundo,
y no sólo para el futuro de las mujeres.
Amartya Sen
y no sólo para el futuro de las mujeres.
Amartya Sen

No es de extrañar que en una sociedad donde el machismo ha prevalecido y donde las condiciones de vida suelen ser más ásperas que en el resto del país, la creación femenina ha encontrado escabrosos obstáculos para su realización plena. Como todo lo habitual e indiscutible, el trabajo de las mujeres, sus esperanzas, sus pretensiones y muchas de sus necesidades fueron relegados y olvidados, por lo que la creación pictórica femenina en Moa se ha visto sentenciada al ostracismo.
Luego de años de silencio la mujer creadora en Moa ha comenzado a encontrar también, a través de la pintura, un arma para luchar en contra de esa violencia, valiéndose del arte como poderoso pretexto para gritar a favor de un medio ambiente que clama.
El arte es un reflejo invariable de la realidad del hombre. El marxismo lo define como una forma especifica de la conciencia social y la actividad humana consistente en un reflejo de la realidad a través de imágenes artísticas.
Y esa realidad en Moa es un medio ambiente maltratado por la actividad socioeconómica, donde se ha roto el equilibrio entre el hombre y la naturaleza. La representación de esa realidad es la que logra en sus lienzos Magnolia Betancourt. Sin embargo tras la aspereza del paisaje deteriorado que pinta y la sugerente invitación a la reflexión, se encuentra un gran lirismo poético. ¿Intenta llamar la atención sobre la destrucción del equilibrio ecológico o simplemente recrea imágenes harto conocidas en el contexto social?
La pintura de Magnolia no se queda en el pacifismo de dibujar lo que ve, ella pinta incluso lo que sobrevendrá, ante una realidad en la que la expansión industrial amenaza con agravar la vida sana del hombre y la mujer. La correspondencia espiritual existente entre el individuo y su entorno y la aproximación material del hombre a la naturaleza evocan en la creadora las ansías de plasmar lo que ve, lo que un día fue y lo que en un futuro será.

Pintar un paisaje es para Magnolia mucho mas que exteriorizar su espiritualidad, es una manera de lanzar señales de aviso del peligro del hombre en su propio medio. A pesar de la aparente calma, estos paisajes indican una inquietud pujante. La relación entre el hombre y su medio en actitud desventajosa para ambos, revelan la conciencia femenina de los cambios que suceden en el paisaje de nuestra ciudad.
Magnolia prefiere prescindir de la figura humana en sus lienzos, pero su presencia es evidente, el hombre ha dejado la huella irrevocable de su poder. Sin embargo cuando la artista se arriesga a representar una figura humana en relación directa con el medio ambiente es una mujer la que observa y enjuicia, la que pregunta con su mirada y cuestiona.
Al final de cada lienzo una luz renovadora, un camino a continuar, un arcoiris, un sol naciente. Confía la mujer en el porvenir, en el futuro, en el fin de la violencia del hombre contra el hombre, del hombre contra el medio ambiente que no es más que la violencia del hombre contra la vida.